Arcángel Miguel a través de Celia
Fenn
Esta canalización fue dada en
respuesta a un Trabajador de la Luz que estaba experimentando “Síntomas
Ascensionales” severos.
<
Ahora las energías de la Naciente
Nueva Tierra van a seguir siendo potentes y, hasta que los humanos
ascendidos aprendan a mantener su equilibrio en esas energías, seguirán
experimentando esos “síntomas ascensionales”.
Así pues, esperamos que lo que te
vamos a decir ahora sea una manera de dirigirte y guiarte a un espacio
desde el que seas capaz de atravesar futuros portales estelares y
vórtices energéticos sin que pierdas tu equilibrio hasta un punto tal
que te desorientes y enfermes, como te ha sucedido en el pasado.
Para esto la clave está en integrar
plenamente tus energías superiores e inferiores, lo que significa que
estés completamente ARRAIGADO para que seas capaz de alinear ese
vehículo físico arraigado tuyo con tus Cuerpos Energéticos Superiores,
que son los vehículos de tu conciencia multidimensional.
Como verás, a menudo la gente del
planeta que tiene una fuerte misión espiritual pasa muchísimo tiempo en
el reino espiritual, hasta llegar a desarraigarse seriamente, al
carecer de la sólida cimentación al plano terrestre que se requiere
para sostener y llevar consigo las poderosas energías ascendidas de la
Nueva Tierra. Por eso a veces, cuando las energías son particularmente
fuertes, se desequilibran y su vehículo físico se ve sobreexigido, lo
que genera enfermedad e infelicidad.
Todos los síntomas físicos que
manifiestas son el resultado de que tus cuerpos superiores e inferiores
no estén plenamente alineados y equilibrados. Porque, cuando los
cuerpos están equilibrados y el CORAZÓN funciona a pleno rendimiento,
es cuando la energía es capaz de fluir limpiamente desde los niveles
superiores a través del chakra del corazón y hacia la Tierra , como se
supone que debe hacerlo. En estos momentos muchas personas son
incapaces de transferir la energía desde lo superior a lo físico, lo
que se percibe como palpitaciones cardiacas y vértigos que se producen
cuando la energía se remonta de vuelta a los cuerpos superiores. El
cuerpo inferior se siente mal, débil y cansado, ya que está vibrando
fuera de armonía con la energía del superior.
Además es posible que veas que te
vuelves hipersensible e irritable, o bien que estés deprimido y
lloroso. O tal vez estés muy absorto en ti mismo y representes dramas
de ego y control. Esas no son evidencias de que necesites “sanar tu
niño interior”, ya que la mayor parte de los seres ascendidos ya han
superado esa sanación básica. Lo que se pone en evidencia es que los
chakras inferiores están siendo desequilibrados por las poderosas
energías que están activas en los chakras superiores. Si quieres,
imagínate que tus chakras inferiores están siendo “sobreacelerados”; en
ese proceso se produce un cierto “cabeceo” y distorsión hasta que los
chakras se acostumbran a sus nuevas “tasas de giro”.
Muchas personas nos han dicho
que no entienden por qué se sienten tan sensibles, enojadas o
desequilibradas. O que sienten que no pueden hacer nada para que se les
pase. Bien, es verdad. Una vez que los chakras inferiores empiezan a
girar a sus nuevas tasas, que son las necesarias para equilibrarse con
los chakras superiores, ya hay poco que puedas hacer excepto permitir
el proceso y saber que pronto sentirás los beneficios de dicho proceso
de alineación. Pero debes saber también que
este proceso de equilibrado es natural y “automático”, y que las
energías superiores alcanzarán ese equilibrio si se les dan el tiempo y
el espacio necesarios.
Esto no es nada más que una fase
temporal de alineación, y tus cuerpos energético y físico se las
arreglarán para alinearse y equilibrarse a tiempo. Puedes colaborar con
este proceso comprendiendo, en primer lugar, que se trata de un
proceso de alineación, y que alinear lo superior con lo inferior
aliviará esos síntomas. Por supuesto, la CLAVE está en el CORAZÓN. El
corazón debe estar plenamente abierto para permitir el libre flujo a
través del sistema de la Energía Cósmica Creativa. Cuando los cuerpos
están alineados y el corazón abierto, el cuerpo físico funciona como es
debido como canal de la Energía Creativa Divina.
En este libre flujo y completa
alineación se crea el espacio para la experiencia y los milagros.
Porque el flujo de la Energía Creativa Divina se hace tan poderoso e
intenso que puede conseguirse casi cualquier cosa.
Pero esto se logra mediante el flujo
de la energía del corazón, no con la cabeza. Tan pronto como el “ego” o
cabeza intenta controlar el proceso, el flujo se interrumpe. Y se
bloquea la manifestación de milagros. Lo que se produce es una
sensación de estar en el “limbo”, como si en tu vida no pasase nada. De
hecho, eres tú mismo quien está creando esa energía de “callejones
sin salida” al no estar dispuesto a aceptar que se produzcan milagros
en tu vida. Tu mente racional dice: “No, no es posible”, y así “apagas”
la energía y te rehúsas a permitir la manifestación. Y por eso vives
en un lugar aparentemente insignificante, cuando podrías estar en un
lugar de gran riqueza y abundancia simplemente si quisieses dejar que
tu corazón te llevase hasta allí. Y lo único que se requiere es que te
dejes llevar y que experimentes sencillamente lo que tengas que
sentir, y que dejes de estar teniendo siempre que juzgarlo y analizarlo
todo con tu cabeza para reaccionar posteriormente con tu ego.
Habrá que entrenar al ego para que
trabaje en armonía con el corazón y para que deje que éste sea el
líder. Sólo entonces habrás entrado plenamente en el ESPACIO de tu
CORAZÓN y serás capaz de equilibrar las energías y de manifestar lo
que desees. A menudo desperdicias tanta energía en resistirte a lo que
deseas manifestar y el Universo desea darte que te agotas intentando
mantener emplazados creencias y programas viejos.
Es hora de dejarse llevar y de
permitir la abundancia de amor y de bienestar material con la que en la
actualidad desea cubrirte el Flujo de la Inteligencia Creativa Divina.
Por eso quisiéramos decirte también
que, ahora que las energías vuelvan a empezar a acelerarse nuevamente
al estar yendo hacia el portal estelar 11:11 para dirigirte después a
la puerta 12:12 y al solsticio de verano, hagas estos sencillos cambios
en tu vida:
Asegúrate de pasar algún tiempo al
aire libre todos los días, ya sea paseando por la naturaleza o
trabajando en un espacio ajardinado. Esto te ayudará a mantenerte
arraigado.
Intenta eliminar todos los alimentos
procesados y concéntrate en las frutas y vegetales orgánicos frescos,
comiendo arroz integral, legumbres o brotes. Esto te aportará, a través
de la alimentación, energía terrestre potente y fresca.
Dedica algún tiempo tranquilo todos
los días a tu meditación y a tu desarrollo personal para ti solo, no
para el planeta o los demás, sino para ti. Considera tu propio
desarrollo como persona y qué podrían estar necesitando de ti tu alma y
tu espíritu que pueda ayudarles en su camino terrenal. Date amor
incondicional, para que después puedas compartirlo con los demás y con
el planeta.
Más adelante, a medida que te vayas
aproximando a nuevas cimas energéticas, te sentirás más arraigado y te
manejarás mucho mejor.
También te sugeriríamos que, como
practica diaria, te visualices erguido y con tu energía fluyendo hacia
la Tierra. Contempla la energía que corre desde el Cosmos hacia tu
chakra de la corona, pasando después a tu corazón para bajar por tu
cuerpo hasta tu chakra de la Estrella de la Tierra y, desde él, a las
rejillas cristalinas. Esto establecerá un flujo de energía que te
permitirá permanecer centrado y abierto sin perder tu equilibrio y sin
que tus chakras giren descentrados y distorsionados, lo que ocasiona
desequilibrio e incomodidad>>.
Pueden descargar los artículos
de Celia Fenn en español, en archivo Word, en
http /www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm, sitio en español de Starchild
http /www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm, sitio en español de Starchild
Traducción: Paloma Fernández
Fernández. artesyoficios@arnet.com.ar
EL PLAN SUPREMO Y COMO NOS AFECTA
Si has
experimentado bastantes de estas experiencias, seguramente estés
teniendo o hayas tenido los síntomas más habituales de la ascensión.
Aunque son muchos como para enumerarlos aquí, somos demasiadas las
personas que los hemos experimentado como para considerarlos una
casualidad o achacarlos a un algún extraño virus. Estos síntomas y
experiencias son un resultado directo de nuestro proceso de expansión
espiritual, ya que estamos empezando a aumentar nuestra vibración para
poder contener más luz que nunca.
En el año 2000, un grupo
de almas comenzó un proceso de evolución espiritual sin precedentes que
muchos han dado en llamar «ascensión». Al nivel más elevado del alma,
se decidió que ya era hora de concluir las cosas aquí en la Tierra, de
liberar y recuperar cada forma a la que habíamos infundido nuestra
energía durante eones de tiempo desde el comienzo, y de empezar de nuevo
creando un nuevo planeta Tierra antes de embarcarnos en nuestras
próximas aventuras como almas. Este proceso milagroso y extremadamente
desafiante creó muchas experiencias extrañas, confusas y, en el mejor de
los casos, inusuales de apertura a un mayor nivel de conciencia y a una
mayor conexión con la fuerte y con nuestras propias almas, pues
estábamos regresando a casa.
Te preguntarás: «¿Soy yo
parte de este plan y de este proceso?», y «¿Cómo puedo saberlo?».
Descartando
la recesión económica como causa, puede ayudarte contestar a las
siguientes preguntas:
¿Has sentido en los últimos años y
meses como si estuvieras al límite de lo que podías resistir?
¿Has
tenido muchos altibajos, extraños dolores y molestias físicas, y
pérdidas en forma de amigos, trabajo, familia, dinero y muchos otros
aspectos?
¿Has sentido mareo y vértigo, dolor de cuello y
espalda, e intolerancia hacia formas más bajas de energía? ¿Sientes tu
abdomen más grande o hinchado?
¿Te preguntas a quién
tienes enfrente cuando te miras al espejo? ¿Sientes que has perdido tu
identidad?
¿has sido «apartado» de tu trabajo habitual y
te cuesta encontrar otro, a pesar de que nunca antes te había ocurrido?
¿Te
has mudado a un nuevo lugar?
¿Experimentas instantes en
los que sientes mucho frío y pareces no poder entrar en calor?
¿Has
tenido sofocos o sudores nocturnos que no estén relacionados con la
menopausia? (incluso si eres un hombre).
¿Te sientes
expulsado de tu sitio por gente de una vibración más baja?
Cuando
acudes a un compromiso o a un sitio público, ¿te sientes como si
estuvieras «actuando»?
¿Te cuesta recordar cómo eras
durante tu infancia e identificarte con ella?
¿Has tenido
algún problema importante de salud en los últimos años que te haya hecho
sentir impotente e indefenso?
¿Sientes la necesidad de
estar con niños? Al estar con ellos, ¿sientes de repente que todo está
bien y que puedes relajarte y sentirte como en casa?
¿Has
tenido temporadas en las que te despertabas siempre a la misma hora por
la noche?
¿Has tenido ansiedad, pánico o algo que parecía
depresión?
¿Tienes ocasionalmente pesadillas extrañas e
inquietantes que no son normales en ti?
¿Has tenido
experiencias de olvidar lo que ibas a decir o resultarte casi imposible
encontrar palabras para expresarlo?
¿Has tenido periodos
en los que se repiten en tu vida ciertos números, como por ejemplo en
relojes digitales, matrículas u otros lugares?
¿Con
frecuencia escribes o deletreas mal las palabras o superpones frases,
aunque nunca antes te hubiera pasado?
¿Has tenido momentos
en tu vida en los que te sentías desarraigado?
¿Olvidas
con frecuencia las cosas a corto plazo y a veces no recuerdas lo que te
pasó ayer o hace tan sólo un momento?
¿Has sentido algo
parecido a una bajada de azúcar que te obligaba a comer cada dos horas?
¿Pierdes
a veces el control de tus emociones (tristeza o llanto repentinos, o
simplemente hipersensibilidad)? ¿Te sientes a veces solo y perdido?
¿Tienes
a veces la sensación de que ya no encajas en ningún sitio?
¿Has
descubierto que la única forma de mantener la cordura es quedarte en
casa, en tu propio refugio?
¿Tienes una fuerte sensación
de que estás aquí para hacer algo, pero no recuerdas lo que es? ¿Sientes
que echas algo de menos, pero no sabes lo que es?
¿Te
sientes a veces desarraigado y como si giraras sin control, pero otras
veces no?
¿Te preguntas por qué las cosas parecen ir a
peor en vez de mejorar?
¿Te cuesta más que antes estar en
sitios con mucha gente, como centros comerciales y similares? ¿Has visto
luces, oído voces, sentido zumbidos o pitidos en los oídos, o una
energía desconocida latiendo a través de tu cuerpo? ¿Tienes brotes de
síntomas alérgicos, problemas en los senos nasales o dolores de cabeza?
¿Alguna vez has sentido como una energía atravesando tu coronilla?
¿Has
dejado de leer información sobre espiritualidad y crecimiento personal?
¿Te
cuesta cada vez más pasar una cantidad importante de tiempo con
personas que parecen «desconectadas», movidas por el ego o con muchos
«problemas»? ¿Sientes la necesidad de huir de ellas?
¿Te
preguntas dónde demonios has venido a parar? ¿Sientes que no deberías
estar aquí y tienes ganas de volver «a casa»?
Si has
experimentado bastantes de estas experiencias, seguramente estés
teniendo o hayas tenido los síntomas más habituales de la ascensión.
Aunque son muchos como para enumerarlos aquí, somos demasiadas las
personas que los hemos experimentado como para considerarlos una
casualidad o achacarlos a un algún extraño virus. Estos síntomas y
experiencias son un resultado directo de nuestro proceso de expansión
espiritual, ya que estamos empezando a aumentar nuestra vibración para
poder contener más luz que nunca. (Un inciso: es mejor buscar ayuda
médica siempre que sea necesario, pues no todos los síntomas extraños
que tenemos son siempre atribuibles al proceso de ascensión.)
A
medida que vamos subiendo de nivel en nuestro proceso evolutivo
espiritual, estas experiencias van disminuyendo considerablemente. Si
hacemos los cambios internos necesarios limpiando y desprendiéndonos de
las viejas energías inferiores, nos aseguraremos de acceder a una nueva
forma de vivir y de ser más elevada, y, finalmente, descubriremos que ya
apenas tenemos dichas experiencias. Entonces sabremos que estamos
preparados para el siguiente nivel.
Hacia finales del 2008
se produjo un cambio muy importante en el proceso de ascensión. Hasta
entonces, habíamos evolucionado de manera continuada mediante pequeños
pasos, ¡aunque a veces no fuera eso lo que parecía! Lo que hacíamos era
parecido a terminar un capítulo de un libro: liberarnos de gran parte de
nuestras antiguas vidas y formas de ser, y pasar al capítulo siguiente.
Pero el fin de 2008 marcó el fin de un libro entero y no sólo de un
capítulo. Fue un momento crucial en nuestro proceso evolutivo
espiritual. Un número suficiente de personas habían llegado a un punto
de masa crítica y estaban empezando a ocupar el lugar en el que habían
estado los que les habían precedido, y era el momento de que empezar un
nuevo libro, o de ocupar una nueva «residencia» dimensional.
Este
libro era sin duda nuevo para cada uno de los peldaños de la escalera
de la ascensión, es decir, que todos avanzamos a un nivel superior en
relación con el que habíamos habitado antes. El proceso de ascensión
requiere de muchos periodos de espera para que las masas vayan llegando
antes de que nosotros mismos podamos subir otro peldaño. En ese sentido,
quizá tú seas de los que habían avanzado mucho ¡y estabas ya muy
cansado de esperar! Cuando esperamos, a veces nos parece que estamos
estancados, encajonados o quizá rodeados de energías oscuras y densas
que nos reclaman. Pero con la llegada del fin de año, esa espera llegó a
su fin. ¡Los que habían llegado antes llevaban muchísimo tiempo
esperando!
¿Y dónde están ahora? ¿Dónde se han ido
aquellos que habían estado reservando el sitio para las masas? Pues
hemos ido a un lugar nuevo y a una nueva realidad, la de convertirnos en
ángeles humanos. Hemos sentido que se nos exigía mucho, nos hemos
quejado y protestado, y nos hemos sentido cansados hasta llegar al
final… y el final de esta primera fase masiva nos ha traído a este nuevo
comienzo en el que nos encontramos.
Los nuevos síntomas y
cómo hemos evolucionado
¿Has perdido las ganas de ser un
sanador?
¿Has sentido en los últimos meses que la energía
que solías contener ya no está?
¿Te preguntas a qué debes
conectarte ahora y cómo tienes que hacerlo?
¿Sientes de
repente que tu vida está «aquí» y no en otro sitio, como te pasaba
antes?
¿Has perdido las ganas de salvar a las personas o
las causas y simplemente quieres quedarte donde estás, sin necesidad de
luchar?
¿Has dejado de acudir a grupos y hablar
continuamente de temas espirituales?
¿Has dejado de
meditar, «limpiarte», actuar para crear, movilizar energía o consultar
fuentes de adivinación?
¿Has perdido el deseo de elevar la
energía del planeta, sanarlo o similares?
¿Sientes que ya
no tienes la necesidad de hacer que las cosas ocurran?
¿Estás
cansado de estar solo, cuando antes no te importaba, y ansías la
compañía de otros?
¿Sientes que tu energía personal es más
«sutil» que antes?
¿Sueles sentirte invisible cuando
estás en un sitio público?
¿Notas que tus necesidades se
cubren de forma natural, sin que tengas que esforzarte? O, mejor dicho,
¿notas que rara vez te falta algo?
¿Has empezado a
establecer unos sólidos límites y notas que ya no estás tan «abierto» a
todo y a todos como antes?
¿Has empezado a valorar las
cosas pequeñas y a descubrir que ya no estás tan interesado en las
posesiones materiales, en conseguir lo que quieres o en que las cosas
sean de determinada manera?
¿Empiezas a darte cuenta de
que no todo gira en torno a ti, de que el comportamiento de los demás no
tiene nada que ver contigo y has dejado de tomarte las cosas de forma
personal?
¿Das prioridad a tu salud y tu felicidad?
¿Te
sientes ahora cómodo negándote a participar en cosas que sientes que no
van contigo?
¿Te resulta más fácil «cerrar la puerta» a
los demás, sabiendo que no tienes que ser amable ni complaciente en tu
interacción con ellos y que, para empezar, interactuar con ellos ni
siquiera era tu intención?
¿Sientes una paz y una calma
que no solías experimentar antes, y que estás seguro y protegido?
¿Estás
listo para retirarte?
¿Estás más atento a lo que sucede a
tu alrededor en vez de a lo que pasa contigo?
¿Ves más
claramente a los demás y qué han venido a aportar? ¿Los reconoces y
conectas fácilmente con ellos cuando es necesario?
¿Eres
más consciente del conjunto, puedes interactuar en grupo sin atribuirte o
infravalorar la contribución y los dones de los demás? ¿Les permites
que participen sin sentir que intentan imponerse o controlarte?
¿Te
das cuenta de que no hay nada que «arreglar» y que nunca lo hubo? ¿Has
dejado de ofrecer tus servicios cuando nadie te los pedía (y eso incluye
también a la naturaleza y al propio planeta)?
¿Encuentras
ahora las respuestas en tu interior, y rara vez consultas fuentes
externas?
¿Sabes que no eres «perfecto» y que nunca lo
serás?
¿Posees un gran don o habilidad y los demás suelen
decírtelo, pero no tienes ni dea de a qué se refieren?
¿Ha
dejado de incomodarte ver sufrir a otro, sabiendo que es su camino y
que tiene un propósito superior?
¿Eres capaz de tomar
decisiones con «las tripas», la intuición, o simplemente atendiendo a
los que sientes que está bien, sin necesidad de una explicación
racional?
¿Sabes lo que tienes que hacer, y te das cuenta
de que todo lo demás son las pasiones o el propósito de otros,
manteniéndote en tu papel y sin adoptar el de ellos?
¿Has
descubierto que pasas más parte de tu tiempo centrándote en una de tus
pasiones o talentos en lugar de en varios intereses como hacías antes?
Si
te sientes identificado con alguna de las afirmaciones anteriores,
seguramente te estés convirtiendo en un ángel humano. Pero debes saber
que estos cambios nos llegan paso a paso. En eso consiste la evolución.
Así, puede que sólo tengas algunas de las experiencias mencionadas, pero
no todas. Con el tiempo, acabarás experimentando la mayoría, y sentirás
que tienes que «esperar» a que los demás lleguen al mismo punto, ya que
todos formamos parte de un bienamado todo. Además, ¡nosotros también
empezaremos a tener nuevas y emocionantes experiencias!
Si
ya no te sientes tan conectado a la Fuente o a una vibración más alta
como antes, debes saber que hay una buena razón para ello: hemos
alcanzado un punto en nuestro proceso evolutivo espiritual en el que ya
tenemos suficiente luz dentro de nosotros. Nos hemos «graduado». Eso
significa que estamos listos para conectarnos unos a otros. Estamos
habitando un nuevo espacio de luz mediante una red de hermanos y
hermanas, y a partir de ahora nuestras conexiones serán con nuestra alma
y con los demás.
Bienvenido, ángel humano, a la siguiente
fase del regreso a casa…
por Karen Bishop.