viernes, 28 de marzo de 2014

CRONICAS DE UNA EVOLUCION por Daniel Lopez de Medrano - Parte 1




CRONICAS DE UNA EVOLUCION: (Parte 1)

Hace un año exactamente sufrí un accidente montando bicicleta, me caí y como consecuencia de la caída me fracturé el codo del brazo izquierdo. A la semana de este acontecimiento me operaron y me colocaron una placa de metal en el brazo con 8 tornillos. A continuación les relataré como ocurrieron los hechos, antes, durante y después de ese “accidente". Lo que van a leer a continuación nunca lo he contado públicamente y estoy seguro que estas palabras le harán cambiar su forma de ver las situaciones que tendemos a catalogar como “Malas”.

Durante todo el año 2011 y gran parte del 2012 dediqué el cien por ciento de mi tiempo a escribir artículos y a dictar conferencias (tanto presenciales como virtuales) donde explicaba que el 21 de diciembre del 2012 no sería el fin del mundo, pero siempre dejé muy claro que a partir de ese día comenzaría una nueva etapa para la humanidad. El baño de energía de alta frecuencia que llegaría desde el centro de la galaxia (Hunab Ku para los Mayas), se encargaría de hacernos transmutar de una conciencia de separación hacia una conciencia de unidad. Faltando dos meses para ese evento cósmico sentí la necesidad de alejarme de la vida pública para poder prepararme para ese momento. Sentí que ya no tenia nada que decir, ya había dejado claro lo que pensaba, que no sería el fin del mundo, que no ocurriría el cambio de polos, que no nos quemaríamos por causa del Sol, que no iba a haber un gran terremoto global y en otro orden de ideas que no se realizaría ningún salto cuántico. Todo eso lo expliqué en mi último artículo del 2012 titulado “La Ascensión Sin Miedos”.


Recuerdo que entre más nos acercábamos a la fecha en cuestión, era más fuerte en mí la necesidad de aislarme de las personas, quería estar sólo con la naturaleza y compartir únicamente con mis familiares cercanos. El 21 de diciembre lo pasé en el campo rodeado por la naturaleza y al anochecer medité bajo un hermoso cielo estrellado frente a una fogata, porque estábamos a -3 grados centígrados.

Después del celebré 21 de diciembre del 2012, pase tres días llorando sin ninguna razón. 22, 23 y 24 de diciembre. Después de este proceso comencé a ver la vida desde otro punto de vista. Lo material dejó de tener sentido para mí y comencé a dar gracias por todo lo que tenía, por muy insignificante que esto fuera en otro momento.

Fueron pasando los días y llegó el mes de enero (2013). Durante todo ese mes estuve adaptando mi cuerpo a las nuevas energías que estaban llegando. La primera semana de enero, después del día de mi cumpleaños (6 de enero) pasé 5 días con unas palpitaciones tan fuertes en mi corazón que no me dejaban respirar, sentía que mi corazón se quería salir del pecho. No me preocupé y se lo atribuí a las nuevas energías. Al pasar los días las palpitaciones fueron desapareciendo poco a poco.

A la semana siguiente comencé a sentir unos calambres muy fuertes en los muslos de mis dos piernas, era como si me pegaran dos cables de corriente y los músculos se contrayeran ante la fuerza de la energía eléctrica. Lo curioso de esta situación es que me daba con mayor intensidad cuando estaba en sitios donde había mucha gente. En una ocasión, dentro de una tienda, me quedé inmóvil sin poder dar un paso y el dolor era tan intenso que hasta llegue a gritar. Tengo que reconocerles que esto me llegó a preocupar, pero a pesar de que mi mente me decía que fuera al médico, mi corazón me decía que era parte del proceso de adaptación a las nuevas energías. Un día me puse a reflexionar sobre el asunto y llegué a la conclusión de que mis piernas no estaban soportando toda la energía que estaban recibiendo. De alguna forma estaban sobrecargadas de energía y fue en ese momento que vino a mi mente una idea para lograr canalizar toda esa energía extra que estaba captando. Se me ocurrió montar bicicleta todas las tardes.

No habían pasado tres días de estar montando bicicleta, cuando los calambres de las piernas desaparecieron como por arte de magia. Ese hecho me dio la señal de que estaba en lo correcto cuando sentía que todo era parte del proceso de adaptación a las nuevas energías que nos llegaban del centro de la galaxia. Durante este período publiqué un pequeño artículo, el 19 de enero del 2013, en donde decía:

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“Estamos en un período de ajuste de nuestra frecuencia interna con la nueva frecuencia de vibración de nuestro planeta. Tenemos que esperar algunos meses más hasta que todo se estabilice y logremos sintonizar con la frecuencia de la Nueva Tierra. Entre tanto lo mejor que puedes hacer es dejar que todo fluya.”
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Empezando el mes de febrero de ese mismo año 2013, me sobrevino una gran tristeza. Recuerdo como pasé aproximadamente 3 o 4 días llorando sin ninguna razón aparente. Se estaba repitiendo lo mismo que me ocurrió a finales de diciembre. Lloraba por cualquier cosa, si pasaba una mosca, lloraba, si no pasaba también lloraba. No entendía que me estaba ocurriendo, pero no hacia nada para evitarlo, dejaba que todo fluyera. Mi hijo me preguntaba, ¿Por que Lloras papá? y yo le respondía, “No lo se, pero tengo ganas de llorar”. Por esa razón el 19 de Febrero de 2013 decidí tomar una pausa y me retiré de la vida publica. No me sentía en condiciones de ayudar a nadie. Primero tenia que entender que era lo que me estaba pasando para poder transmitírselo a otros. Ese mismo día publiqué mi decisión en mi muro de Facebook. Este fue el anuncio:

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"Amigos necesito poner una pausa a mi vida pública como escritor. Seguimos montados en esta montaña rusa energética y necesito aclarar mis sentimientos y mis pensamientos.

Nuestro cuerpo material no está preparado para recibir tanta energía de alta vibración, por eso debe purificarse de las energías de baja frecuencia. Este proceso puede llegar a ser confuso. Hasta que yo no este claro no puedo ayudar a otros. Recuerden siempre dejar fluir todo, esa es la clave.”
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Luego de esos días de lloraderas mi mente se lleno de miedos los cuales fui superando poco a poco. Salía de la casa, aunque no tuviera ganas, y continuaba haciendo ejercicio con mi bicicleta. Durante esos días me costaba concentrarme en mi meditación diaria. Pero después de un tiempo logré enfocarme por unos minutos y me llegó la respuesta. Todo lo que me ocurría era que estaba liberando energías de baja frecuencia que estaban acumuladas de esta o de vidas anteriores. En esa etapa logré escribir a duras penas esta pequeña nota que publiqué en Facebook el 6 de Marzo.

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"Después de varias semanas de análisis y meditación pude entender que los bajones energéticos que muchos estamos experimentando forman parte del proceso de cambio de vibración.

Antes de poder vibrar plenamente en la nueva frecuencia que nos está llegando del cosmos debemos liberarnos de emociones densas que están guardadas en nuestro cuerpo sin nosotros saberlo. Es por eso que nuestro yo superior decide sacar a flote esas emociones densas para que podamos transmutarlas.

No debemos preocuparnos, es algo normal, no tenemos que verlo como un retroceso. Simplemente estamos liberándonos de viejas cargas para poder elevarnos definitivamente.”
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Pase varios días meditando y reflexionando. Dejaba que mis miedos salieran a flote, los observaba, como quien observa una nube en el cielo y al poco tiempo iban desapareciendo sin que yo le cediera mi energía. Sin embargo ellos insistían en seguir bombardeando mi mente. En la mañana del 12 de Marzo del 2013, me levanté con ganas de escribir y publiqué este artículo:

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LA MONTAÑA RUSA ENERGETICA.

Muchos de nosotros decidimos conscientemente elevar nuestra conciencia a un nivel superior. Es por eso que todas las situaciones que experimentemos para que se logre esa metamorfosis debemos aceptarlas sin oponernos, porque ha sido una decisión nuestra.

Decidimos montarnos en esta montaña rusa energética y el carrito ya fue lanzado en su recorrido. Como toda montaña rusa el carrito se mueve por inercia, no existe una fuerza que lo empuje, tan sólo logra avanzar por las subidas y las bajadas del camino. Esa es la misma forma como estamos avanzando en nuestro recorrido, con nuestras bajadas y subidas de energía. Ahora tan sólo nos queda disfrutar del trayecto. No debemos permitir que los miedos nos invadan cuando estamos de bajada, debemos recordar que la bajada también forma parte del recorrido y que en realidad seguimos avanzando.

En algunas partes del recorrido sentiremos que estamos de cabeza, pero debemos confiar en el cinturón de seguridad que nos mantiene seguros a la silla, evitando que nos salgamos del carrito. En esta analogía el cinturón de seguridad es nuestro yo superior.

Ten fe, confía, al final del recorrido te darás cuenta que la decisión de montarte en esta montaña rusa fue la mejor decisión para elevar tu conciencia a planos superiores.”
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Cuando publiqué este artículo no tenia ni idea lo que me pasaría 15 días después. ¿Que creen?, me caí del carrito de la montaña rusa energética. Recuerdo que días antes del accidente le pedía a mi yo superior que me ayudara a estabilizar mi energía, que ya no quería seguir teniendo esos bajones energéticos, solo deseaba mantener mi vibración interna en altas frecuencias. Pero nunca imaginé que la solución era lanzarme fuera del carrito, yo me refería a llegar al final de recorrido.

A partir de ese 27 de Marzo del 2013 comenzaría mi proceso interno para estabilizar mi energía, al poco tiempo ya no sufriría más de esas bajadas y subidas repentinas. La fractura del codo vendría para liberar de un solo golpe todas las energías de baja frecuencia que aún estaban acumuladas en mi cuerpo energético y que no eran compatibles con mi nuevo estado de conciencia.

La próxima semana les publicaré la segunda parte de este artículo donde les contaré todos los eventos sincrónicos que ocurrieron desde el mismo día de mi accidente de bicicleta y como ese evento llego a cambiar mi vida para siempre.






CRONICAS DE UNA EVOLUCION: (Parte 2) - La Sincronicidad en Acción. Ese día amaneció nublado, solo se podía ver el resplandor del Sol. El pronóstico para esa noche era que bajaríamos a cinco grados centígrados. Una temperatura bien baja si tomamos en cuenta que vivo en la Florida, uno de los estados más cálidos de los Estados Unidos.

Al caer la tarde le dije a mi hijo que se preparara para ir a montar bicicleta como lo habíamos hecho por los últimos dos meses. Pero ese día el no tenia muchas ganas, me dijo: “Mejor lo dejamos para mañana, hace mucho frío”. Y aunque su propuesta se me hizo tentadora, algo dentro de mi me decía que si tenia que ir a montar bicicleta.

Logré convencer a mi socio y a una amiga, los cuatro nos fuimos a hacer ejercicio. Fuimos por el mismo camino que tomamos todos los días. Por suerte ese camino está destinado única y exclusivamente para hacer ejercicio, no pasan vehículos motorizados. Aproximadamente a los cuatro minutos de estar montando bicicleta comencé a bajar por una gran pendiente que forma parte de ese camino, pero esta vez no controlé la velocidad, dejé que la bicicleta fuera más rápido de lo normal y cuando ya estaba a punto de llegar al final de esa bajada, por alguna razón que aún desconozco, perdí el control y la bicicleta me lanzó al lado izquierdo de la vía. Caí a gran velocidad con todo el peso de mi cuerpo sobre mi codo izquierdo. El dolor en el codo era tan intenso que no paraba de gritar. Con la ayuda de mi hijo, mi socio y mi amiga logré sentarme en el piso del camino. Y en ese momento me dieron ganas de vomitar. Yo sabía lo que significaba esa señal, esa es una reacción natural que nos ocurre cuando sufrimos una fractura de hueso.

Con un poco de ayuda logré sacarme el suéter que tenia puesto y cuando vi mi brazo a la altura del codo pude observar que tenia una gran ematoma y al mismo tiempo una especie de bolita que sobresalía. Con la mano derecha me puse a tantear esa bolita y me di cuenta que era dura y podía moverla para arriba y para abajo. Sin saberlo en ese momento lo que estaba haciendo era mover la punta de mi codo que se había separado del resto del hueso. Sospechando que algo no estaba bien pedí que Inmediatamente me llevaran a la emergencia del hospital.

Yo se que en este país no te dan ningún tipo de medicamento hasta estar seguros que es lo que te ocurrió realmente, por eso realizé una pequeña escala en la casa y me tomé un calmante porque el dolor era muy intenso. A estas alturas yo estaba planificando todos los pasos a seguir con una tranquilidad y una calma que aún hoy me asombra.

Cuando llegamos a la sala de emergencias del hospital me dieron una silla de ruedas para que no caminara más y después de llenar un formulario me pidieron que esperara unos minutos hasta que me llamaran para entrar a la sala de Rayos X. En ese momento mi hijo me llevó hasta el centro de la sala de espera, pero no pude soportar ni un minuto. Le tuve que pedir que nos fuéramos a la parte más apartada de la sala. El me preguntó el por qué de esa decisión y le expliqué que estaba captando todo el sufrimiento que estaban sintiendo las personas que ahí estaban. Sin decir nada, no se si porque entendió lo que le dije o porque no quería llevarme la contraria viendo mi situación, mi hijo me llevó a la sección más apartada de la sala de espera.

Esos fueron los primeros segundos en calma desde el momento del accidente. Cerré los ojos, respiré profundo y recuerdo que pensé: "en realidad tenía que estar pasando esta situación o he tenido que quedarme en mi casa y no salir a montar bicicleta”. En ese momento mi hijo interrumpió mis reflexiones internas y me preguntó: ¿Como estas papá? y le respondí: “Muy bien, listo para salir a montar bicicleta”. El no podía entender como estaba bromeando en esa situación, y recordé que esa siempre había sido mi actitud cuando estoy en “problemas". El humor disuelve situaciones difíciles y eleva la energía.

Aún estábamos riéndonos de mi ocurrencia, cuando se me acercó un señor que estaba sentado a un lado de mi hijo. Y mirándome me dijo: "¿Habla español?", le respondí que sí. Me dijo: "Me llamo Rosendo, ¿que le pasó?" y le conté lo ocurrido. Me dijo: "Seguro es una fractura pero tenga presente que el poder esta dentro de nosotros, todos los seres humanos tenemos el poder para sanarnos. Los médicos de hoy en día nos dan químicos que nos hacen más daño que la misma enfermedad, todo forma parte de una manipulación mundial que esta controlada por un pequeño grupo." Sonreí y le dije: "Yo lo se, gracias por recordármelo Rosendo”. Era increíble que nos sentaramos en el sitio más apartado de la sala y ahí hubiese un señor que hablaba español y que mencionara uno de los temas que yo estuve hablando en las conferencias que dicté antes del 21 de diciembre del 2012. No podía ser casualidad, eso tenía que ser una señal de que estaba en el sitio correcto y en momento correcto.

Al poco tiempo me llamaron a la sala de Rayos X y el resultado fue el que todos conocen, fractura del codo izquierdo. Una enfermera le pidió a mi hijo que la siguiera conmigo en la silla de ruedas y nos llevó hasta un cuarto privado de la zona de emergencia del hospital. Y en ese preciso momento ocurrió otro evento sincrónico. El cuarto era el número 21, las personas que me conocen desde hace años saben que mis números de suerte son el 12 y el 21. No lo podía creer, entre tantos cuartos, me tocó el 21. Cualquiera de ustedes me podría decir: “¿Pero que suerte puede ser que te toque ese número de cuarto, si estás sufriendo con una fractura de codo?. Y la pregunta tiene mucho sentido, pero sólo cuando pensamos desde un nivel de conciencia que está atado a la tercera dimensión. Para mi ese número 21 pasaba a ser una nueva señal que me daba el Universo para decirme: “Tranquilo estás por el camino correcto”. Y para corroborar lo que estaba sintiendo, al levantar la mirada pude ver que en el cuarto de enfrente estaba Rosendo, me saludó moviendo su mano y sonrío. De nuevo otro hecho sincrónico, entre tantos cuartos le asignaron justamente el que estaba frente al mío. Y en el momento en que estaba reflexionando el número de cuarto que me tocó, el me saludó como para confirmarme lo que estaba pensando.

Ese tipo de señales muchas personas las catalogan como “casualidades” y no le dan importancia. Pero todos los que estamos en este camino del despertar de conciencia sabemos lo importante que son para nuestra evolución. Y al darle la importancia que tienen no cerramos ese canal de información y el Universo seguirá enviándonos más de esas señales que nos muestran el camino a seguir.

Al poco tiempo llegó al cuarto el doctor encargado de la sala de emergencias y al ver la radiografía me dijo que tenia que ir a un especialista de huesos del hospital pero debido a lo tarde que era tendría que regresar al día siguiente en la mañana y añadió que desde su punto de vista me tendrían que operar. Me dió unos calmantes y nos fuimos para la casa.

A la mañana siguiente fuí al consultorio del especialista en huesos y me dió el mismo diagnóstico, tendría que operarme y colocarme cuatro tornillos y unos alambres amarrados a esos tornillos para llevar el codo a su lugar. Me dijo que si quería me podía operar al día siguiente pero que no debía esperar más de una semana. Pero ese doctor no me daba confianza, algo dentro de mí me decía que ese no era el doctor indicado. Es a eso a lo que llamamos “corazonadas”, y que no es otra cosa que pensar desde el corazón. Le dije: “Gracias doctor, déjeme buscar una segunda opinión y evaluar por unos días su propuesta”. Salí de ese consultorio sin saber que hacer pero confiado que estaba haciendo lo correcto.

Llamé a varios amigos para preguntarles si conocían algún especialista en huesos, pero ninguno de mis amigos me pudo ayudar. Esa tarde, sentado en una silla en mi cuarto y con un dolor que superaba los calmantes, pensé: “En este momento no tengo una solución a la situación, pero tengo dos alternativas. O me meto en el papel de enfermo (y tenia suficientes motivos como para representar ese papel) o elijo ser feliz a pesar de lo que me estaba sucediendo”. Y decidí hacer lo que muy pocos se animarían a hacer en mis condiciones. Me fui con toda la familia a jugar Mini Golf. Ese día entendí que la felicidad es una elección que tomamos sin importar la situación que estemos pasando.

A pesar de que sentía un dolor intenso, nos divertimos mucho. Pude jugar usando solo la mano derecha y, para sorpresa de todos, logré la mejor puntuación. A partir de ese día siempre que vamos a jugar Mini Golf sólo uso la mano derecha. Me dí cuenta que juego mejor que cuando uso las dos manos.

Al otro día mi socio me comentó que teníamos que ir a firmar un documento de negocios, pero que si quería podía llamar para posponerlo para la próxima semana. Y le dije que no, que yo podía ir. Salir a la calle me hacia sentir que estaba normal, no quería encerrarme en un cuarto. Fuimos a la cita, firmamos el documento (por suerte soy diestro) y al salir me vino una idea a la mente. Le dije a mi socio: “Déjame buscar con el internet de mi teléfono para ver si existe algún médico especialista de huesos por esta zona, quien sabe si por eso estamos aquí ”. Y procedi a hacer la búsqueda. Para sorpresa de los dos, el primer doctor que salió en el resultado de la búsqueda estaba en un edificio ubicado exactamente enfrente a nosotros, y para completar, nuevamente ocurrió otra señal del universo. El número del edificio era el 1200, y como si eso fuera poco el número del consultorio era el 212. Sin duda ese era el doctor, mi corazón me lo decía.

Entramos al consultorio y en vista de mi situación el doctor me atendió inmediatamente a pesar de que no tenía cita. Me mandó a la sala de Rayos X para poder ver al detalle el estado de mi codo. Y cuando me senté en la sala de rayos X la enfermera me pidió que volteara la cabeza para un lado para evitar que el reflejo de los Rayos X me dieran en los ojos. Y fue en ese preciso momento que saltó a mi vista una nueva señal del universo. En una caja que estaba en el rincón, una caja que no hubiera visto si no hubiera volteado la cabeza, pude observar que tenia escrito un código que incluía el número 121. Aúnque siempre supe como funcionaban las sincronicidades y a lo largo de mi vida las he tomado en cuenta, nunca se me habían presentado tantas señales en un período de tiempo tan corto.

En el próximo y último artículo de esta serie les explicaré el motivo por el cual el Universo me estaba guiando para que me operara con ese nuevo doctor y no con el otro. También les contaré como experimenté un estado expandido de conciencia que me llevó a vivir en una realidad diferente.



Gracias Daniel!